INMUNOLOGÍA
CONCEPTO DE INFECCIÓN
Los pluricelulares hemos desarrollado
un medio interno estable y rico en
nutrientes, muy apetecible como alojamiento para los microorganismos patógenos:
virus, bacterias, hongos, protozoos y algunos invertebrados son parásitos.
Los organismos hemos desarrollado una serie de barreras defensivas que si son
franqueadas por los parásitos alcanzan nuestro medio interno, produciéndose la infección por contacto directo con piel
o las mucosas, por inhalación, por ingestión, por picaduras, a través de
heridas o infecciones…
Unas veces la infección está localizada en
una herida, pero la mayoría de los patógenos deben alcanzar la sangre o la
linfa, y a través de ella alcanzar a los tejidos u órganos diana, donde los
patógenos “reconocen” a las células susceptibles por unos receptores
específicos, uniéndose a ellos y penetrando en las células muchas veces por
endocitosis (Herpes labial, sida…).
Alcanzadas
las células diana, los parásitos destruyen a las células y/o producen factores de virulencia (enzimas
extracelulares que favorecen el desarrollo del patógeno) y/o toxinas (productos tóxicos para las
célula producidas en el metabolismo del patógeno); unas liberadas por el
parásito-exotoxinas- y otros son componentes del patógeno que se liberan al ser
lisados –endotoxinas-, que suelen tener un efectos más dañino sobre el
hospedador.
Se dice que una enfermedad es infecciosa cuando puede provocar una infección que se
transmita de un hospedador a otro.
DEFENSAS
DEL ORGANISMO
1) Mecanismos
defensivos externos.-
Antes de provocar la infección los microorganismos patógenos deben franquear
una primera barrera defensiva externa constituida por la piel que cuando está intacta, es impermeable (por la acumulación de
una proteína impermeable, queratina, queratinización de sus células) e
infranqueable ( el desprendimiento continuo de las células muertas de la piel,
descamación, dificulta la penetración de los patógenos) además de presentar
secreciones de sus glándulas sebáceas
y sudoríparas que generan un PH , ácido, bacteriostático (impide la
multiplicación de muchos patógenos).
Las mucosas, piel modificada que recubre las oberturas y cavidades
naturales (boca, nariz, tracto respiratorio y digestivo…) es delgada y húmeda
por lo que resulta más accesible, pero cuenta con la secreción de un mucus que impide el avance de los
microorganismos (se pegan) y este es continuamente expulsado hacia afuera por
los cilios de los que disponen algunas de sus células que baten continuamente
hacia el exterior. Además del componente pegajoso el mucus contiene una
enzima, la lisozima que hidroliza de la
pared bacteriana (también presente en saliva y lágrimas)
En el tubo digestivo, camino que conduce a nuestro interior, el PH muy ácido
clorhídrico producido en el estómago junto a la acción enzimática de la saliva
y los jugos gástricos, intestinal y
pancreático destruyen a muchos microorganismos que si alcanzan el intestino
grueso deben enfrentarse a nuestra “flora”/fauna
intestinal” (bacterias simbióticas) producen antibióticos que contribuyen a
la defensa contra los patógenos.
Superadas estas barreras pasivas entran en funcionamiento defensas internas
inespecíficas y específicas, según actúen indiscriminada o selectivamente.
Ambos tipos de defensas internas se coordinan y complementan.
2)
Mecanismos defensivos inespecíficos INTERNOS
2.1)
Fagocitos.- Superadas las barreras
externas existe una barrera local de células fagocitarias (pertenecen al grupo
de los glóbulos blancos, capaces de emitir pseudópodos (prolongaciones de su
citoplasma que les permiten desplazarse) y de realizar la digestión
intracelular de los microorganismos por fagocitosis y por ello se les conoce
como fagocitos. Se originan en la
médula roja de los huesos y se desplazan hacia todos los tejidos esperando a la
infección.
Hay dos tipos de fagocitos:
Los granulocíticos (gránulos en el
citoplasma) y los polimorfonucleares (núcleo lobulado) y cuyos gránulos están
constituidos por enzimas y sustancias antimicrobianas. Según se tiñan con uno u
otro tipo de colorante se les clasifica como eosinófilos, basófilos o
neutrófilos con funciones diferentes. Y monocitos,
ni granulados ni polimorfonucleares que cuando salen de los capilares aumentan
de tamaño e incrementan su capacidad fagocítica, transformándose en macrófagos que pueden desplazarse o permanecer fijos en cada tejido
(en cuyo caso se denominan histiocitos). Abundan en los alvéolos pulmonares, el
bazo, el hígado y la piel, paso obligado para las infecciones.
Los fagocitos deben ser activados por mediadores (células
lesionadas) de la inflamación y por sustancias producidas por los linfocitos
(glóbulos blancos productores de anticuerpos) Cuando se activan, aparecen en su membrana, unas glicoproteínas
que favorecen su adherencia a cualquier sustancia extraña.
Los primeros en actuar son
los histiocitos, fijos en todos los tejidos, luego actúan los neutrófilos, con
poca capacidad fagocítica y que llegan a los lugares de infección, procedentes
de los capilares como los macrófagos que van a continuación (su la capacidad de
fagocitar es cuatro veces mayora la de los neutrófilos),
Como resultado de la digestión intracelular de los
microorganismos, los propios fagotitos mueren por millones, constituyendo la pus que supuran las heridas infectadas.
Los eosinóficos (acidóficos) liberan sustancias que
favorecen la desgranulación de los parásitos que, por su gran tamaño, resultan
difíciles de fagocitar. Los basófilos liberan
histaminas que favorecen la
inflamación y, en fin, los macrófagos,
tras la digestión intracelular de los patógenos, “muestran” las sustancias extrañas fagocitadas a los linfocitos, favoreciendo
su reconocimiento y la respuesta inmune subsiguiente (síntesis de anticuerpos
específicos)
2.2.) La respuesta inflamatoria.- Se
produce ante la presencia de microorganismos, sustancias extrañas o
traumatismo. Las células lesionadas, liberan mediadores de la inflamación que favorecen la llegada de los
leucocitos desde la médula ósea por quimiotaxis; aumentan la permeabilidad
capilar, producen vasodilatación (aumenta la permeabilidad capilar, permitiendo
la salida de proteínas del plasma sanguíneo y la salida masiva de agua e iones
al plasma intercelular), es la inflamación
(hinchazón y enrojecimiento) lo que favorece la reparación celular y la
formación de anticuerpos y provoca la sensación dolorosa. También actúan como
mediadores de la inflamación las toxinas producidas por los parásitos y ciertas
proteínas del plasma sanguíneo, complemento.
Los macrófagos
liberan sustancias piretógenas (interleucina 1) que estimulan al hipotálamo
(regulador de la temperatura corporal) que eleva la temperatura (fiebre), lo que facilita el funcionamiento
del sistema inmunitario y dificulta el desarrollo de los patógenos. Entre 38 y
40º C se favorece la fagocitosis y la producción de anticuerpos y disminuye la concentración
de hierro en la sangre, lo que dificulta el desarrollo de los microorganismos.
2.3) El complemento: Lo constituyen unas 30 proteínas del
plasma sanguíneo que complementan y potencian la respuesta inmune. Actúan como
mediadores de la inflamación, favorecen la aglomeración de las sustancias
extrañas y provocan la rotura de la pared celular, en ambos casos, favorecen la
fagocitosis.
El complemento se activa con la respuesta
inmunitaria y en fases tempranas de la infección, ante la presencia de los
polisacáridos de la pared celular bacteriana.
2.4) El interferon: Las células infectadas por virus fabrican
y liberan unas proteínas conocidas como interferón (interfiere la infección
vírica) que impiden su propagación impidiendo
su replicación y la síntesis de las proteínas víricas en las células infectadas.
Además, estimulan a los “linfocitos asesinos”, capaces de reconocer y
eliminar a las células infectadas por los virus y a los cancerosas.
El interferón es específico de especie, no
de los virus. Se utiliza como medicamento contra el herpes, la hepatitis crónica
y algún tipo de leucemia.
3)
Mecanismos defensivos específicos INTERNOS
Superadas las anteriores
barreras, los patógenos han llegado a los vasos sanguíneos y linfáticos y desde
aquí pueden alcanzar todos los tejidos y órganos. Ahora actúan los linfocitos, tipo
de leucocito, capaces de reconocer, de identificar cualquier sustancia extraña
al organismo (antígenos) y elaborar una respuesta específica contra ellos.
Esto constituye, la esencia del sistema inmunitario perfectamente
desarrollado en los vertebrados, especialmente entre aves y mamíferos. No está
formado como los restantes sistemas del organismo por un conjunto de órganos
unidos anatómicamente. Está constituido por órganos, células y sustancias
formadas por algunas de ellas que poseen una evidente unidad funcional aunque
no anatómica. Sus funciones son las de reconocer
y destruir cualquier sustancia extraña al organismo (incluyendo los
trasplantes y las anormales células cancerosas) Esto implica que también es capaz de reconocer lo propio, las
señales de identificación celular -glicocáliz-
3.1) Antígenos - Son moléculas extrañas al organismo, reconocidas como tales
por el sistema inmunitario y capaces de desencadenar una respuesta inmunitaria.
Los antígenos son polisacáridos, glicolípidos y glicoproteínas de la superficie
celular o toxinas de los patógenos. En general, son moléculas muy grandes (algunas
son pequeñas como los haptenos que no son antígenos por si mismos pero pueden
volverse antigénicos al combinarse con ciertas proteínas del plasma sanguíneo.
Es el caso de las alergias a los antibióticos y a otros medicamentos.
De estas grandes moléculas, sólo ciertas
partes presentan carácter antigénico (algunos Aa, algunos monosacáridos de sus cadenas) son los determinantes antigénicos (se utilizan
las similitudes y diferencias antigénicas de los microorganismos para conocer
el parentesco evolutivo) que se une específicamente a unos receptores antigénicos de la membrana de ciertos linfocitos, lo que
desencadena la respuesta inmunitaria.
3.2) Linfocitos.- Son unos glóbulos blancos (a diferencia
de los demás leucocitos no forman seudopodos, no fagocitan y son inmóviles)
capaces de reconocer y de responder específicamente a los antígenos.
Existen tres tipos de linfocitos:
-
Linfocitos B; Son responsables de la fabricación de
unas proteínas específicas, anticuerpos ante
la presencia de sus antígenos específicos, es la inmunidad humoral (actúa por los líquidos del cuerpo, humores).
-
Linfocitos T; Son responsables de la inmunidad celular, no producen
anticuerpos, matan a las células alteradas específicamente y algunos regulan la
actuación de otros elementos del sistema inmunitario.
-
Linfocitos no B no T,
también destruyen a las células alteradas pero inespecíficamente.
3.3)
Órganos
linfoides: Las células
precursoras de los linfocitos se originan, igual que las restantes células
sanguíneas, en la médula roja de los huesos y se convierten en
linfocitos maduros en los órganos
linfoides (los linfocitos B y T en
los ganglios linfáticos, el bazo, el apéndice, las amígdalas) donde se acumulan
e interaccionan ante la presencia de los antígenos.
Mecanismo de
acción de la
inmunidad específica
Engloba un conjunto de procesos muy complejos
que necesitan de la intervención de varios tipos de células y sustancias. Tiene
las siguientes fases:
·
Identificación
del antígeno: El proceso
se desencadena cuando un antígeno es identificado por los linfocitos gracias a
unas proteínas en la superficie de sus
membranas (sus anticuerpos, en el caso de los linfocitos B y los llamados
receptores de antígenos en el caso de los linfocitos T) por
estereoespecificidad con el antígeno. Este reconocimiento puede ser realizado
directamente por los propios linfocitos pero lo habitual es que se realice a
través de células presentadoras de antígenos,son los fagocitos que ya han
comenzado a digerir a los patógenos, tras lo cual el fagocito “adorna” su membrana con fragmentos de los
antígenos, emigrando a los órganos linfoides para presentarlos a los linfocitos
que así los reconocen rápida y eficazmente.
·
Activación
de los linfocitos: Sólo
aquéllos linfocitos con los marcadores específico, complementario con un
determinado antígeno se combinan con ellos, desencadenándose la respuesta
inmunitarias que hace que solo estos de los millones existentes se multipliquen
y comiencen a formar el anticuerpo específico en el caso de los linfocitos B o
a destruir específicamente a las células portadoras del antígeno caso de los linfocitos T. Otro
tipo de linfocito T regula la intensidad de la respuesta.
- Inmunidad (respuesta) humoral:
Así se conoce a la respuesta ante los
antígenos mediante proteínas específicas, Anticuerpos que formados,difunden por
todos los líquidos corporales (humores), plasma intracelular, sangre, linfa y
secreciones, donde realizan su acción.
Los anticuerpos los fabrican los linfocitos
B de los que existen 106 genéticamente diferentes (= antígenos)
en cuanto a su capacidad para fabricar un determinado anticuerpo (estirpes,
clones). Esta capacidad la adquieren en la médula roja donde aparecen desde
unas células precursoras que al originarse fragmentan los genes que dirigirán
la síntesis de los anticuerpos (cromosomas 2, 14 y 22 en los humanos) y su
recombinación da lugar a millones de linfocitos B diferentes que si entran en
contacto con su antígeno complementario comenzaran a fabricar su anticuerpo
específico fruto de la reordenación de
los segmentos cromosómicos correspondientes a los anticuerpos
En la médula sólo hay unos pocos ejemplares
B de todos los millones posibles, cada uno de ellos lleva sobre su membrana el
anticuerpo que fabrica y que le sirve para reconocer a su antígeno
correspondiente, momento en el que se activa proliferando (se multiplican,
aumentan su número) formando un clon que fabrica el mismo tipo de anticuerpo
que sirve para anular la toxicidad del antígeno, de la infección. Desde este momento se van a conservar unas células de memoria, linfocitos B de memoria, de vida ilimitada que
se encuentran en mayor número que los
restantes linfocitos B, aún no activados que aun no han encontrado a su antígeno. Esto permite que ante una reinfección la respuesta
inmune sea mucho más rápida y eficiente que ante la primera infección, es la
inmunidad adquirida que nos va haciendo inmune a las infecciones que ya hemos
sufrido. Cuando somos pequeños nos infectamos con facilidad, hemos sufrido
pocas infecciones, nuestro sistema inmunitario carece de esos linfocitos B de
memoria, está madurando. De mayores ya somos inmunes a todas las infecciones
que ya hemos superado.
1.1)
Los anticuerpos: Son proteínas fabricadas por los linfocitos B ante la
presencia de un antígeno determinado. Son pequeñas heteroproteínas globulares
con una parte glucídica, se conocen como inmunoglobulinas.
Son específicas como todas las proteínas y
están diseñadas para reaccionar con un antígeno específico anulando su
toxicidad (especificidad de acción y sustrato como las enzimas)
Cada anticuerpo consta de cuatro cadenas
peptídicas, dos más largas, cadenas
pesadas o H (420-10Aa) y dos cortas, ligeras
o L (210-230 Aa). Existen puentes disulfuro entre las cadenas H y L y entre
las H que las mantienen unidas en forma de “Y” (en realidad, los plegamientos
de estas cadenas producen una estructura 3ª, una forma compleja globular…).
Cada tipo de anticuerpo se caracteriza por
tener la mayor parte de las cadenas H y L comunes, constantes, lo que varía de un anticuerpo a otro del
mismo tipo son los extremos de las cadenas H y L que diferencia los distintos
anticuerpos del mismo tipo, por estos extremos
se unen los anticuerpos débilmente a los determinantes antígenos de los antígenos,
reaccionando con ellos, anulando su toxicidad.
Los anticuerpos, una vez formados se
encuentran en los líquidos del medio interno (plasma sanguíneo, intersticial y
linfa) y en muchas secreciones (mucus, saliva, lágrimas, leche materna)
El funcionamiento
de los distintos tipos de anticuerpos es el típico de las proteínas, forma un
complejo con el antígeno (=complejo enzima- sustrato/antígeno-anticuerpo) y,
por efecto de esa unión, se produce una reacción (=catálisis
enzimática/reacción inmunitaria) con consecuencias diferentes según se trate de
uno u otro tipo de anticuerpo, de
antígeno.
-
Reacciones
de precipitación, cuando se trata de antígenos solubles (forman grandes
agregados insolubles antígeno-anticuerpo lo que facilita su fagocitosis).
-
Reacciones
de aglutinación, cuando se trata de antígenos de la superficie bacteriana o
viral (forman agregados de antígenos, lo que facilita su fagocitosis, su destrucción)
-
Reacciones
de neutralización, para antígenos del tipo toxinas o bloqueando el anclaje de
los virus por los que se fijan a la superficie de las células a las que invade
(neutralización de la toxicidad de ciertos antígenos).
-
Opsonización,
es un tipo de neutralización que favorece la fagocitosis de los antígenos más
resistentes (atraviesan la placenta materna, por lo que protegen al feto de las
infecciones para los que la madre es inmune)
1.2)
La memoria inmunológica: Tras un
primer contacto con un anfígeno, cierta estirpe de linfocito B se activa
originando un clon de células plasmáticas que fabrican gran cantidad
de anticuerpos que destruyen el antígeno. Parte de éstas células plasmáticas
permanecerán en el organismo después de la infección permitiendo que tras una
reinfección se de una respuesta secundaria rápida y contundente, capaz de anular
la toxicidad del antígeno, antes incluso de haber manifestado los síntomas.
Ésta inmunidad adquirida puede durar un período variable de tiempo; en
algunos casos (varicela, sarampión o rubéola) dura toda la vida pero en otros casos como el de la gripe sólo
un año).
La vacunación
es un tipo de inmunización activa mediante la inoculación del patógeno en
forma no virulenta para inducir la formación de anticuerpos y de células de
memoria en el individuo sin presentar la sintomatología de la infección.
2) Inmunidad (respuesta) celular:
Además de la acción de los anticuerpos
sobre los antígenos existe otro proceso defensivo conocido como inmunidad
celular o inmunidad mediada por células
pero sin fabricación de anticuerpos. Esta respuesta inmunitaria celular es muy
eficaz para la destrucción de células extrañas al organismo (órganos
trasplantados), células cancerosas y células infectadas por virus o
microorganismos de crecimiento intracelular. La llevan a cabo los linfocitos T
y los no-B no-T.
2.1)
Linfocitos T: Se diferencian en el Timo (glándula endocrina, sobre el
corazón, por eso T) y se dividen en dos grupos principales T4 y T8, según
posean en su membrana celular las proteínas
receptoras CD4 o CD8, semejantes a los anticuerpos receptores de los
linfocitos B pero, a diferencia de ellos, no identifican antígenos libres y
además deben reconocer simultáneamente el
antígeno y un autoantígenos (glicoproteínas de la membrana, glicocáliz,
señales de identificación celular) de la célula
presentadora. Al igual que los anticuerpos receptores de los linfocitos B
existen 106 de estirpes de linfocitos T CD4 y CD8,
como posibles antígenos a combatir.
El proceso se desencadena de forma
semejante a como ocurre con la respuesta humoral; Cuando un fagocito digiere
por endocitosis un antígeno patógeno, tras su digestión intracelular sitúa
alguno de sus antígenos en la superficie de su membrana que se combinan con un
autoantígeno formando un complejo antigénico que convierte al fagocito en una
célula presentadora de antígenos.
Los linfocitos T reconocen estos complejos
antigénicos con sus proteínas receptoras, momento en el que se activan, comenzando
los TH (cooperadores).
-
T4
- TH
(cooperadores) estimulan otros T y a los B
- TD, provocan la
proliferación y activación de los macrófagos.
-T8
-
- TC
(citotóxicos), destruyen las células infectadas o anormales, provocando la
perforación de su membrana
- TS (supresores)
evitan una respuesta inmunitaria excesiva.
Las funciones de los linfocitos T, tras su
activación los linfocitos T producen una acción
citotóxica (segregan unas enzimas, perforinas que provocan orificios en
la membrana plasmática -similar a la acción de los complementos- o bien activan
las endonucleasas de las células afectadas. En ambos casos, esto conduce a la
muerte celular.
Y
regulan la respuesta inmunitaria La realizan las TH y TS
impidiendo que la respuesta inmune sea insuficiente o excesiva También producen
tolerancia inmunológica a los autoantígenos, evitando el ataque del sistema
inmune a las células propias… su funcionamiento anómalo produce alergia y
enfermedades autoinmunes
2.2.)
Linfocitos no-B no-T: Representan menos del 3% del total de linfocitos y
a diferencia de los demás su acción es inespecífica
(no reconocen antígenos), no proliferan, no producen memoria inmunológica.
Dos tipos, células K y NK (asesinas) Las células K se unen inespecíficamente a
cualquier célula con anticuerpos y segregan perforinas como los linfocitosTc
para destruirlas.
Las células NK o asesinas naturales
actúan igual a las K para destruir las células con parásitos intracelulares
(virus y otros), a las células cancerosas o las de órganos trasplantados. Su
estímulo lo constituyen las células con autoantígenos
anormales. También producen linfocinas que regulan a los linfocitos B y T.
3.) Tolerancia
inmune: ¿Cómo distinguen las células del sistema inmunitario los autoantígenos
propios de los antígenos extraños y no los ataca?, es decir diferencian lo
propio de lo extraño.
Al maduran los linfocitos T en el Timo, son
seleccionados por su capacidad de unirse a los autoantígenos y de entre estos,
los capaces de unirse a los autoantígenos combinados con antígenos extraños (se
eliminan los que se unen a los autoantígenos y a otros antígenos propios).
De forma semejante, en la médula roja de
los huesos, se seleccionaran aquellos linfocitos B que no fabriquen anticuerpos
antiautoantígenos. Esto produciría la tolerancia
de nuestro sistema inmune ante nuestros antígenos pues de otra forma, atacarían
al propio organismo.
Tipos de inmunidad
Se habla de inmunidad a un antígeno cuando
el organismo lo anula sin que se presenten los síntomas patológicos. Se debe a
que parte de los linfocitos B y T madurados tras un primer contacto permanecen
en cierto número como células de memoria
que ante la reinfección actúan rápida e intensamente. Si ésta inmunidad se
produce de forma natural se habla de I. natural y si se adquiere médicamente es
I. artificial.
La I. natural puede ser congénita, de especie, de
raza, y es heredable. Se habla de I. natural adquirida, la que adquieren
los organismos tras superar un proceso
infeccioso y su duración es variable (corta-gripe, larga-sarampion). I. natural
pasiva es la que tienen los fetos y lactantes, que reciben los anticuerpos maternos a través de la
placenta y leche materna.
La I. artificial pasiva. es la que se induce médicamente por la introducción
de los anticuerpos del suero sanguíneo
de un animal que previamente ha sido infectado y se ha inmunizado en una
persona afectada por una infección muy rápida y grave como la rabia, el tétanos
o la difteria. Su efecto dura unos días, los que tarda en degradarse los
anticuerpos sin manifestar los síntomas de la patología, quedando inmunizado
artificialmente de forma pasiva.
I
artificial activa se
adquiere activamente por el sistema inmunitario de la persona a la que se le
inocula una vacuna (preparados artificiales de
patógenos muertos, atenuados o de sus toxinas, tratamientos con los no resultan
patogénicos pero conservan su carácter antigénico, lo que da tiempo al sistema
inmunitario a fabricar los anticuerpos sin manifestar los síntomas de la
patología, quedando el individuo inmunizado artificialmente pero de forma
activa. En caso de infección por ese patógeno, sus células de memoria permiten
una defensa fulminante.
Las vacunas son preventivas y los sueros se utilizan cuando ya se teme una infección
muy grave. Gracias a la
vacunación se han obtenido resultados espectaculares en la lucha contra las
enfermedades infecciosas, llegando a erradicarse algunas como la viruela.
Alteraciones del
sistema inmunitario
En el funcionamiento del S.I. se pueden
dar errores o alteraciones que provocan enfermedades en los organismos. Estas
alteraciones son de dos tipos de “inmunodeficiencia” e “hipersensibilidad”, por
un funcionamiento insuficiente o excesivo del Sistema Inmunitario.
1)
Inmunodeficiencias; La respuesta
insuficiente del sistema inmunitario acarrea lesiones por los antígenos no
eliminados. Serán personas con infecciones recurrentes cuya gravedad dependerá
de su grado de deficiencia.
Las inmunodeficiencias congénitas son heredables, poco frecuentes, muy
graves y aparecen en los primeros años de vida. Afectan a distintas partes del
S.I., afectan a los neutrófilos, al complemento y las más graves las que
afectan al funcionamiento de los linfocitos B o T o ambos.
Las inmunodeficiencias adquiridas son más frecuentes y aparecen por la
exposición a ciertos factores como la leucemia, radiaciones o enfermedades
graves que debilitan al S.I.
Una de las I. Adquiridas más graves des el SIDA-VIH (virus de inmunodeficiencia
humana) que destruye los linfocitos T4H, lo que impide una defensa eficaz
contra los microorganismos y las células cancerosas, por lo que éstos enfermos
desarrollan graves infecciones y determinados tipos de cáncer (sarcoma de
Kaposi, tuberulosis, neumonía…) Aun no se dispone de un tratamiento eficaz que
elimine el virus, pero existen cócteles de fármacos que interfieren a la transcriptasa inversa del virus, a sus
anclajes a los linfocitos T4 o con la enzima necesaria para formar su cápsida…
han hecho del SIDA una enfermedad crónica y no mortal. Hasta ahora no se ha
desarrollado una vacuna eficaz y la única forma de evitar su propagación es la
prevención de la transmisión evitando las prácticas de riesgo con campañas
informativas.
2) Hipersensibilidad; Se da cuando la respuesta inmune es excesiva provocando lesiones al organismo como
consecuencia de los anticuerpos o por los linfocitos T. Según el efecto, el
proceso inmunitario causante y el tiempo que tarda en aparecer los efectos tras
el contacto con el antígeno se distinguen cuatro tipos:
-
Hipersensibilidad tipo I (inmediata o anafiláctica), conocida como
reacción alérgica o alergia. El antígeno en estos casos se llaman alérgenos,
(sus efectos aparecen entre diez y veinte minutos tras el contacto con el
alérgeno) como el veneno de la abeja, el polen, las esporas de moho, las heces
de ácaros, el pelo de animales, ciertos medicamentos o alimentos (penicilina,
mariscos, gluten…).
Primero se produce la sensibilización
al alérgeno mediante la producción de anticuerpos que se fijan a ciertos
leucocitos (basófilos que estimulan a los mastocitos que liberan los mediadores
de la inflamación) Se desconoce la causa de la sensibilización para la que
existiría una predisposición genética aunque también podría ser un
funcionamiento deficiente de linfocitos TS.
Ante una nueva exposición el
alérgeno éste se une a los anticuerpos anclados a los leucocitos provocando que
segreguen mediadores de la inflamación (histaminas, prostanglandinas…) dando
los síntomas del proceso alérgico que pueden ser locales: inflamación cutánea, hinchazón, enrojecimiento, picazón,
aumento de secreción nasal o lacrimal… o unas reacciones generalizadas: contracción de bronquios y bronquiolos, que genera
dificultan respiratoria, asma o vasodilatación generalizada que puede provocar
un encharcamiento del pulmón o un descenso brusco de la presión sanguínea, es
la anafilaxis o choque anafiláctico.
El tratamiento de las
alergias es con antihistamínicos, broncodilatadores y elevación de la presión
sanguínea, pero lo ideal es producir la desensibilización
progresiva mediante la inoculación de dosis crecientes del alérgeno, lo que
provoca la aparición de anticuerpos bloqueantes que se combinan con el alérgeno
impidiendo su fijación a los leucocitos o bien la producción de linfocitos
supresores TS que disminuyen la síntesis de los anticuerpos sensibilizantes.
-
Hipersensibilidad de tipo II (citotóxica), en este caso el sistema inmunitario
forma de anticuerpos contra los
autoantígenos, lo que activa el complemento, causando la lisis de las células.
Es un error en la tolerancia autoinmunitaria, se engloba entre las enfermedades autoinmunes.
-
Hipersensibilidad de tipo III (mediada por complejos inmunitarios) es
muy semejante a la de tipo II, sólo que ahora los autoanticuerpos se fijan a
antígenos, libres en la sangre, formando complejos antígeno-anticuerpo, que no
pueden ser eliminados por los macrófagos lo que desencadena una activación
excesiva del complemento y respuesta
inflamatoria, liberándose enzimas que digieren los tejidos pudiendo producir
graves daños en los órganos afectados. Esta sensibilidad la provocan ciertas
afecciones crónicas y se engloba entre las enfermedades
autoinmunes. Era también de este tipo la “enfermedad del suero” (sensibilidad
a los antígenos animales que se usaban para obtener el suero que acompañaban a
los anticuerpos deseados).
-
Hipersensibilidad de tipo IV (retardada) Aparece hasta semanas después de la
exposición al antígeno y a diferencia de los anteriores no se produce por
efecto de los anticuerpo sino por activar exclusivamente a un clon de
linfocitos TD, lo que provoca la proliferación y activación de los macrófagos y
desencadenan un proceso inflamatorio. Esta hipersensibilidad es la que causa
las dermatitis por contacto causadas por algunos cosméticos, ropa, bisutería,
plantas…
Dado que los síntomas (picor, erupción…) son
muy semejantes a la de tipo I – alergia –se las puede mal llamar “Alergia de
contacto”, pero éste término sólo se puede aplicar a la de tipo I. Las lesiones
que caracterizan la lepra y la tuberculosis tienen que ver con la llamada
reacción granulomatosa que es un proceso muy grave de hipersensibilidad
retardada.
La prueba de la tuberculina, que sirve para
detectar si una persona sufre o es inmune a la tuberculosis (inyectar una
pequeña cantidad de antígeno – Mycobacteriun tuberculosis – y si a los 2 o 3
días aparece una reacción de hipersensibilidad de tipo IV o padece o es inmune
y en caso contrario no).
3)
Enfermedades
Autoinmunes; El sistema inmunitario es capaz de
diferenciar las moléculas propias de las extrañas, ataca a los segundos, pero
no a las primeras. Los linfocitos tienen tolerancia inmunológica ante los
autoantígenos. Cuando maduran los linfocitos se destruyen aquellos que
presentan autoinmunidad. En algunos casos estos clones autoinmunes no son
destruidos durante su maduración y atacan a sus propias células, dando lugar a
las enfermedades autoinmunes de desarrollo lento y progresivo. Algunas de estas
enfermedades están causadas por una hipersensibilidadad de tipo II y III pero
no se conoce la causa última de este fallo inmunitario, pero la pervivencia de
estos clones autoreactivos lo sería por cambios en los autoantígenos que no son
reconocidos como propios por el sistema inmunitario; presencia de antígenos
extraños semejantes a los autoantígenos propios
por lo atacarían a sus propias células; o la aparición de células nuevas para
los linfocitos.
Se supone
que en estas enfermedades estarán implicados factores hereditarios, endocrinos
(un exceso de ciertas hormonas pueden afectar a la médula ósea o al timo) y
factores ambientales como la exposición a sustancias químicas, radiaciones o
ciertos microorganismos.
IMPORTANCIA DEL SISTEMA INMUNITARIO EN EL
TRANSPLANTE DE ÓRGANOS
Son
cada vez más frecuentes (riñón, corazón, hígado) y su mayor dificultad reside
en el posible rechazo de los tejidos trasplantados cuyos antígenos son
reconocidos como extraños por el Sistema Inmunitario y atacado por él. Por
esto, primero hay que buscar donantes con autoantígenos (caben diez mil combinaciones posibles de los seis
pares de genes que codifican los autoantígenos) Solo resultan viables
(histocompatibilidad) aquellos transplantes en los que los autoantígenos del
donante y del receptor son iguales, familiares o muy semejantes.
El
rechazo es una hipersensibilidad de tipo II o IV. Para
salvar esta dificultad se usan fármacos inmunosupresores. En la actualidad se
investiga la posibilidad de utilizar anticuerpos contra los linfocitos
responsables o una especie de “vacuna” desensibilización
alérgica con antígenos del donante.
EL SISTEMA INMUNE EN EL CÁNCER
Tiene
un papel fundamental, cómo demunestra el hecho de que las personas con
inmunodeficiencias (SIDA) sufren cáncer con mayor frecuencia. Un cáncer se inicia cuando unas células se
transforman (no se sabe bien cómo) y comienzan a dividirse rápidamente y sin control,
tumor que puede tener un
crecimiento limitado, benigno o ilimitado
maligno, cuyas células terminan por invadir
otros órganos y tejidos generando nuevos tumores, metástasis.
Las
células cancerosas poseen un metabolismo muy intenso (en división) y sus
transformaciones las llevan a poseer autoantígenos diferentes a los de las
células normales y por esto son atacadas por sistema inmunitario que así
destruye los cánceres antes de que se desarrollen.
No
se conoce qué hace fallar el sistema defensivo del organismo pero lo cierto es
que el cáncer es una de las principales causas de muerte que se combate
quirúrgicamente con radioterapia, quimioterapia (fármacos que destruyen a las
células que se dividen activamente, pero también a las de los bulbos piloso –caída
de pelo-, del intestino –problemas digestivos-, a la médula ósea, anemia…)
Se
están desarrollando nuevas estrategias que utiliza al Sistema Inmunitario como
es:
-
Inmunoterapia
Antitumoral, como lo es el uso de Interferón (contra algunas leucemias), que
activa a las células NK (asesinas) que lisan las células tumorales.
-
Activación
extracorpórea de los linfocitos del paciente con linfocinas y reintroducción.
-
Vacuna
contra antígenos tumorales
-
Ligar
los fármacos leales con anticuerpos antígenos tumorales que así sólo afectarían
a las células malignas…
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